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 El carro de combate nació en la Primera Guerra Mundial. José Antonio Peñas repasa todo su recorrido hasta la guerra de Ucrania en el libro ‘Tanques, un siglo de historia’, editado por Pinolia.


Los tanques han sido uno de los elementos principales en las guerras del siglo XX. Sin embargo, sus inicios no fueron tan brillantes como cabría esperar para una máquina de combate tan ilustre. Semejante mole de metal con unas capacidades abrumadoras tanto defensivas como ofensivas fue más sencilla de idear que de llevar a la práctica. Se necesitaron ajustes importantes para un arma muy incómoda e incluso rechazada en un principio, hasta que su potencial quedó patente. ¿Cuándo se inventó el primer tanque? ¿Qué uso se le dio? ¿Cómo funcionaba?

Little Willie

Little Willie, el primer tanque de la historia. Andrew Skudder / Wikimedia

Los ingleses inventaron los tanques

En primer lugar, habría que entender bien qué es un tanque, pues, aunque parezca obvio, puede confundirse con otros vehículos acorazados utilizados en contextos militares. Siguiendo las palabras de José Antonio Peñas, el tanque se define como:

“Un vehículo acorazado con tracción de orugas, diseñado para enfrentarse al enemigo mediante fuego directo, para lo cual precisa armas con gran potencia de fuego, una alta movilidad y una adecuada protección ofensiva”.

Aunque existen diferentes modelos e incluso se puedan diferenciar categorías, el tanque siempre es un vehículo destinado al combate directo y se inventó con un propósito claro: llegar a las filas del enemigo cruzando un territorio bajo el fuego de las balas y sobre las trincheras cavadas en el suelo.

La Primera Guerra Mundial lo cambió todo en el campo de batalla. La artillería era capaz de diezmar muchas de las maniobras que hasta entonces habían sido las más efectivas. Sobre todo hizo inútiles las cargas de caballería, que cedían ahora toda la ventaja al bando que defendía bajo la protección de una trinchera y jugaba al tiro al pato con jinetes y jamelgos. Docenas de miles de muertos evidenciaron que había que buscar una alternativa a este tipo de cargas. Los oficiales británicos con Winston Churchill a la cabeza pensaron que “la solución estaba en construir un vehículo protegido, un crucero terrestre, invulnerable al fuego de las ametralladoras, que escoltara a la infantería y, llegado el caso, apoyara con sus armas a los fusileros”.

Desde luego esta idea no surge de cero. Este tipo de vehículos ya había sido imaginado por escritores de ciencia ficción como H. G. Wells y, de hecho, ya había quien se atrevió a construir un modelo real.

Walter Gordon Wilson y William Ashbee Tritton crearon el primer tanque de la historia a mediados de 1915. El prototipo fue conocido como Little Willie, sin embargo, resultó pequeño y apenas tenía la movilidad necesaria para la función que debía cumplir. Entre los arreglos más destacados que se le hizo al curioso invento fue colocar las orugas envolviendo los laterales del vehículo con una configuración romboidal que lo dotaría de mayor agilidad. Así nació el Big Willie, el modelo que sirvió para fabricar los primeros tanques que irían a la guerra.

Tanque inglés Mark I

Tanque inglés Mark I en el campo de batalla. National Museum of the U.S. Navy - Lot-7882-5 / Wikimedia


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